El peronismo reconoce en la actualidad el liderazgo de CFK. El triunfo de octubre, categórico y sólo empardable a las soberanas palizas de Perón e Yrigoyen, es el testimonio más claro de esa situación.
Sin embargo algunos creen que ese hecho da carta blanca para exigir obsecuencia en lugar de verticalidad y lealtad. Así, aparecen algunos yuppies gubernamentales que salen a hacerse los pechos y pedir que quien renuncie se vaya (y si es posible con la cola entre las piernas, con el hocico partido y la mirada perdida).
El gobierno busca marcar la cancha en función de un año que se viene complicado. Yo, como la granmayoría de los que votamos a Cristina seguiremos bancando la que venga, aunque parece que la fruta no va a ser tan dulce esta vez (por eso de la sintonia fina). Sin emabrgo, no por eso vamos a salir a petardear en contra de la otrora columna vertebral del movimiento. Y les recordaremos a los yuppies, que en el 2009 el conductor más importante de este proceso había renunciado a presidir el PJ (y muchos le pedimos que se quede a su frente).
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