Linea Nacional

domingo, 14 de noviembre de 2010

Pensamiento nacional



Nacido un 13 de navoiembre de 1901 en Lincoln, provincia de Bs. As., Arturo Jauretche es uno de los máximos exponentes de una generación de argentinos que lucho denodadamente para ver a su país libre de las cadenas de la pérfida sumisión neocolonial.
Fundamentalmente un político, desde joven se aproximó al yrigoyenismo luego de un paso por las filas conservadoras. La etapa radical lo tuvo desde pendejo en las filas del peludismo participando en la defensa del caudillo de Balbanera y del gobierno de la chusma.  Allí entablaría una entrañable relación con Homero Manzi, quien según nos cuenta el propio Arturo lo hizo comprender la importancia de los caudillos en la historia de América, influido por la propia historia y por las características de la Revolución Mexicana. En "Los Profetas del Odio" Jauretche relataría una anécdota que pintaría de cuerpo entero a su joven amigo, que a pesar de su juventud la tenía más clara en ese momento. Cuenta AJ que estando en la conscripción Manzi le dijo un día "Tengo por delante dos caminos: hacerme hombre de letras o haer letras para los hombres. Y así fue como sacrificó la gloria para dar su talento a una labor humilde, convertido en letrista de canciones... asumiendo el deber de jerarquizar el arte de su pueblo. Y esto lo hizo concientemente, sacrificadamente, arrojando por al ventana la gloria que deslumbra a los que buscan la consagración literaria".
El programa nacionalista de Yrigoyen en 1928 incomodó a los poderes fácticos como no ocurría desde el siglo XIX. La prensa de doctrina descerrajó una furibunda campaña en contra del gobierno y en el marco de la crisis económica este fue derrocado.

Hombre de pensamiento, pero también de acción, el golpe de estado del 6 de septiembre de 1930 lo agarra en Mendoza, donde, pistola en mano sale a poner el pecho por el gobierno derrocado. en 1933 está participando en el levantamiento de Bosch y Pomar en Corrientes (se acordarán los correligionarios de esta tradición poco institucionalista o ya borraron de sus páginas históricas estas experiencias, continuadoras ,por otra parte, de la línea de intransigencia y abstención revolucionaria presentes en la Revolución del Parque de 1890, en los levanamientos de 1893 y 1905). Este levantamiento, del cual el gobierno ya estaba anoticiado acaba trágicamente con una matanza:
pues en los días primeros
hubo una orden de arriba,
de no tomar prisioneros,
y no cayó gente viva. /…/

Los vi desde mi escondite
despenar a los caídos
y traicionar el convite
que se hizo a los rendidos /…/


Don Arturo quedaría preso en Corrientes. En ese cautiverio jalonaría otra obra más del acervo gauchesco en la tradición del Martín Fierro, "El paso de los libres" prologado por un joven Jorge Luis Borges, quien en la década del sesenta se acordaría de olvidarse de haberlo hecho.
Tras este fracaso y muerto el caudillo popular Hipólito Yrigoyen, comisario de Balvanera para los obituarios de La Nación, el radicalismo comenzó a debatirse entre quienes querían integrar al partido al festín colonial prodigado desde el Pacto Roca-Runciman y quienes continuaban con las banderas de liberación y antiimperialismo. Primó la línea entreguista de Alvear, quien convalidó de este modo lo actuado durante la Década Infame. La degradación nacional se hacía evidente y Discépolo se encargaba de patentarlo en sus letras.

Continuara

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